Fotoreportaje de la cotidianidad y la resistencia en San Cristóbal de las Casas, alrededores y territorios zapatistas
Texto y fotos: Carmen García González
Otros mundos son posibles. Y San Cristóbal de las Casas es la puerta a todos esos mundos. La sabiduría ancestral y el corazón guerrero siguen resistiendo.
Los pueblos de Los Altos sobrevivieron la violencia colonial, lucharon la marginalización propiciada por una nación creada por y para los hijos de la colonia, pusieron en evidencia un país clasista, racista y machista y hoy siguen de pie en defensa de sus territorios y de la reproducción de la vida.
Entre la niebla espesa y el turismo se esconde la violencia aún presente en los territorios.
El despojo, la persecución política y militar y la violencia machista mantiene a los pueblos en la precariedad. Sin embargo la lucha sigue y sigue, a paso lento pero con la mira muy en lo alto.
Este espíritu guerrero ha generado la admiración del mundo entero, porque su lucha es por la vida. Los pueblos indígenas son los defensores del maíz, el corazón mismo de México, de la protección de los conocimientos ancestrales, la celebración de su identidad y la soberanía alimentaria.
Esa dignidad rebelde que atrae a personas de todo el mundo a ver la cotidianidad del pueblo con sus propios ojos. Dicen que una vez que visitas San Cristóbal de las Casas querrás regresar para quedarte. Y es cierto, porque la hospitalidad hace que el corazón lata de formas que nunca antes habías sentido.
Las familias acogen a todo aquel que lo necesite, desde sanar los malestares con la sabiduría curativa de las plantas o con la sazón única de un molito con gallina y un cafecito de altura bien platicado y entre risas. Es como entrar a un mundo que reconforta el corazón con su rebeldía.
Aquí una selección de fotografías que muestra la resistencia en momentos o detalles de la cotidianidad de estos pueblos. Las imágenes fueron tomadas en dos momentos, en el año 2014 durante el segundo encuentro de la Escuelita Zapatista y en el 2019 en una visita corta con hospedaje solidario en el Barrio de Ojo de Agua.
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